viernes, 22 de junio de 2012

Hablando de Religion



Siempre me he recordado como una mujer de explicaciones, de caracter analista y sobretodo con sed de evidencia. Hasta la fecha me sacan de quicio las preguntas sin respuesta y las confirmaciones inconclusas. 
Mientras descubría esa identidad mía, fui decepcionándome de la religión, convirtiéndola en lo que  para mi seria un "montón de patrañas". Diós, Jesús, El señor, o como quieran llamarle, no era para mi mas que una completa Farsa.
Decidí dejar de creer en fantasías, y con verguenza admito, que me mofaba de las personas entregadas a tal comedia.. Nunca llegué a comprender del todo, qué era lo que llevaba a esos 'ilusos' a creer en algo tan vano y sin comprobación, en algo que no pueden ver, y aun así, ser capaces de defenderlo con ferviente pasión como una hembra defiende a sus cachorros. 


Me era imposible entender que hacía que estas personas otorgaran su dignidad entera a un personaje ficticio; que comprometieran a veces hasta su vida, esperando que esta celebridad curara enfermedades sin necesidad de ir a un médico; que resolviera problemas económicos sin administrar sus gastos o esforzarse por buscar un trabajo; que reconstruyera matrimonios aún y cuando la pareja prefería no poner de su parte; que salvara a los jóvenes de las adicciones mientras ellos ni siquiera estaban interesados en hacerlo... todo esto y más tan solo con incarse y pedírselo con golpes de pecho. 
Esto a mi me volvía loca, no podía creer, que se quedaran con los brazos cruzados esperando que estas situaciones se solucionaran por arte de magia mientras lloraban ante la imagen de una cruz o el cuadro de una virgen. Lo que estas personas pedían en silencio, de rodillas, aferradas a un rosario, yo sabía que se remediaba con la fuerza de voluntad propia. Que el ser humano no necesitaba mas que de una fuerte personalidad y una actitud positiva para salir adelante.


Me volví una mujer realista, empecé a creer en lo que la ciencia puede explicar, en lo que naturaleza puede crear, y en lo que el hombre puede construir. 
Me convertí en alguien que creía que el caracter y la escencia de una persona solo dependía de la formación que tuvo, el ambiente en el que se desarrolló y de la educación que se le proporcionaba, y aprendí a darle un significado psicologico a cada comportamiento de esta misma. Las casualidades y coincidencias eran para mi el sol de cada mañana.
Siempre me enfrenté a que mi familia rechazara mi opinión, ya que en mi casa, la religión marcaba las discusiones del día a día.. Escuchar que, de vez en cuando, un aire de decepción se le escapaba a mi abuela de la boca cuando conversábamos acerca de mi ausencia de fé, me dolía en el alma, pero jamás me hizo cambiar mi razonamiento. Mi mamá solía lamentarse de que algún día Diós me diera en la madre para enseñarme a creer en él o algo por el estilo. 
A pesar de que mi familia, mis amigos, y a veces hasta mis maestros me juzgaban por esta decisión tan propia.. yo JAMAS logré entender esta persistencia de la gente hacia un espejismo que se ha venido forjando desde generaciones en las familias.. La religión.


Un día, conocí al hombre que hoy sería mi pareja sentimental, el hombre que amo me dió el obsequio más grande que se le puede otorgar a cualquier mujer (bueno, algunas no lo sienten asi), Una Hermosa Hija. 
Un ser humano completito salió de mi vientre y de mi corazón, haciéndome encontrar emociones que nunca supe que existían, cuanta diversidad de sentimientos descubrí esa tarde al verla por primera vez, tan fragil, pequeña, indefensa e inocente del mundo al que vino. 
Esta pequeñísima mujer me enseñó algo que toda Madre sabe y que cualquiera que no lo sea, de seguro ignora: Que el amor de una mamá por sus hijos es más inmenso que cualquier otro, es inexplicable y mucho muy... frustrante!. Una madre quiere convertirse en la mujer maravilla, quiere criar a sus hijos con la experiencia que no tiene (las primerizas), y volverse pulpo para atender todas sus necesidades, aun asi midiéndose de que no sea demasiado para hacerlos unas personas independientes. Aquí es cuando lo frustrante empieza, cuando te das cuenta que no eres la mujer maravilla, ni tienes la completa experiencia y que jamás te saldran tentáculos, es simplemente devastador.
Tu única esperanza es que existiera un ser inmenso, superior a ti, capaz de cuidarlos en tu ausencia, de guiarlos mientras no están a tu lado, de protegerlos contra tantos males y enfermedades que tú sabes que existen; si tan solo hubiese alguien que tuviera ese magnífico poder de hacer que tus hijos esten sanos y salvos, las madres estaríamos mas tranquilas y podríamos ser capaces de llevar una vida normal.


Así fue entonces como PORFIN entendí. Entendí que la fé en un ser todopoderoso no es mas que la intensa NECESIDAD de creer! Creer que hay alguien más fuerte y más grande que hará que las cosas que están totalmente fuera de tu control, talvez serán controladas, necesidad de creer que esa inexplicable maldad en los corazones humanos sera juzgada algun día y esas personas no se irán sin su castigo, necesidad de creer que alguien nos salvará de tanta desgracia que está pasando y que está arrasando con nuestras familias. A veces la necesidad de creer es tan grande, que cuando no encuentras una respuesta tranquilizante, el corazón te exige desesperádamente buscar una.


Yo quiero que mi hija sea una mujer derecha, de buena educación, con principios y valores sociales, que sea una mujer independiente y que salga adelante en la vida. Eso depende completamente de mi y de mi esposo, es nuestra responsabilidad al 100% darle la educación debida y enseñarle los valores en el hogar.
Pero también quiero que esté sana, que no la ataquen en un acto de delincuencia en la calle, que un desastre natural no destruya su casa, que no le toque estar en el lugar equivocado y en el momento equivocado, que nunca se encuentre entre una guerrilla del crimen organizado.. Esas son cosas que ni mi esposo ni yo podemos controlar, y me pone de nervios que sea así.


Por eso yo hoy decido creer en un Diós, en un ser supremo que mantendrá a mi hija alejada del peligro, y estoy dispuesta a rezarle todos los días si es necesario para que ella esté sana y salva. Uno forma su fé en base a lo que necesita, y yo necesito la confianza de que todo saldrá bien, porque la esperanza es mejor que la decepción; y la necesidad de creer, la tenemos todos.